Las brujas de mis amigas tienen risas que cantan a la vida, un código de miradas que todo lo dicen y bromas enigmáticas para los demás que nacen de nuestros recuerdos.
Ellas abren su corazón, escuchan sosteniendo con lealtad, con la fuerza del clan y la delicadeza de una flor de almendro.
Ellas acompañan a lugares que dan temor, con su presencia y sus palabras medicina.
Ellas dan la mano en lugares de tránsito y despedida, sin que haya necesidad de hablar. Sostienen los secretos hasta que están preparados para partir del corazón.
Arropan el alma, ayudan con las cajas de mudanza, y sacan a la tristeza a patadas.
Las brujas de mis amigas se reúnen en torno a una mesa. Unas cocinan y otras descorchan botellas, y entre platos de colores, música y velas, se comparten sueños, proyectos, aventuras y desventuras, se ríe o se pena.
Encuentran la solución a problemas que aún no existen y salen a brindar por el Hoy, a celebrar incluso lo que aún no ha sucedido.
Las brujas de mis amigas no son perfectas: unas tienen un humor de perros cuando va a llegar la luna llena, otras hablan por los codos y alguna desaparece un tiempo para lamer sus heridas en soledad.
Nos recordamos unas a otras las luces y las sombras que habitan en nosotras.
El responsabilizarnos de nuestros juicios y emociones.
Que podemos sanar en apoyo y confianza.
No siempre estuvimos juntas. De diferentes pasados y vidas nos encontramos en el camino alzándonos desde nuestra esencia, aullando a la misma luna.
Nuestros ojos se cruzaron y nos reconocimos como hermanas de alma, camaradas de historias, compinches de travesuras, comadres de batallas, hijas de la misma Tribu.
Juntas somos más fuertes.
Juntas somos abrazos que elevan,
somos caminos y puentes.
Myriam Aram
De mi nuevo libro “ABECEDARIO DE LA MUJER QUE SANA”
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Benditas sean las Brujas de nuestras amigas, luz y magia en nuestras vidas...
(Foto maravillosa tomada de internet)
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