Quieres entrar en las Ciudades de Luz, en pirámides, y santuarios etéricos… pero no te atreves a habitar plenamente el Templo de tu Cuerpo.
Quieres ver hadas, ángeles, seres sutiles… pero no te atreves a mirar tus sombras en los ojos de las demás personas.
Para adentrarse en el cielo es necesario caminar primero el suelo, y amar las raíces.
El corazón es la puerta. Amor y compasión son la llave.
Myriam Aram
Feliz martes, habitando nuestro Templo