–Me siento sola –dijo ella herida de pena, cargando con toda una vida de decepciones y desencuentros.
–Ese dolor nace por haber creído que estás separada del Todo –le susurró al momento su propio Corazón–. Aún no te has dado cuenta de que contengo en mi interior cada uno de los mares y de las montañas, de las nubes, las flores, las raíces y las ramas.
Que abarco la chispa de cada alma, de cada mirada, de cada sonrisa y cada lágrima.
Que comparto la profunda y sagrada esencia de cada Ser sobre la Tierra.
Que solo te separan del Todo y de Todos el olvido y las viejas creencias,
pero Todo y Todos siempre son Uno contigo –le aseguró su corazón–. Ábreme, NO estoy roto.
Ábreme y quítame ya esta antigua coraza de protección que se resquebraja y se astilla, por la cual sufres esas punzadas de dolor.
Ábreme y asómate al Universo entero que te habita.
Ábreme y verás a tu Infinita Familia en cada lugar donde poses tus ojos.
Myriam Aram