Hola amigos, quería enseñaros este bowl de cocina viejito y corriente que es pura magia para mí.
Era de mi madre, que nos dejó hace ya cinco años.
En él dejaba reposar el huevo batido y las patatas fritas a fuego lento para luego hacer una tortilla deliciosa.
Recuerdo acercarme al bowl de niña, año tras año, para robar algunas de esas patatas calentitas bañadas en huevo.
Ahora, cuando bato los huevos en él y vuelco dentro las patatas fritas, mi corazón baila emocionado. El Tiempo Circular me muestra dulcemente los cambios del ciclo de la vida: hoy soy yo la que uso el bowl, y mi madre me acompaña mientras cocino en él.
Por eso este viejo y sencillo cuenco es un objeto mágico e incalculablemente valioso, como solo pueden serlo las pequeñas cosas que se nos quedan grabadas en el alma.
Esto es la vida, ¿no os parece? Con nuestras pequeñas cosas llenas de magia.
Que paséis un domingo dulce y lleno de vida, amigos.
Gracias por acompañarme a lo largo de este Ciclo Mágico.
Un abrazo inmenso,
Myriam Aram
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