Hola amigos, ya han pasado cinco años desde que falleció mi madre. Hoy es su cumpleaños en la Tierra, y me gustaría compartir con vosotros algo hermoso.
Pasado el duelo, una de las cosas que más me “torturaban” interiormente era el no poder vivir nuevos encuentros con ella. Me había quedando con tantas tantas ganas de invitarla a viajar, a comer junto al mar, a ir a balnearios…
Un día, sentada con mi pareja en un paseo marítimo donde a ella le hubiera gustado estar, volví a sentir ese anhelo… y entonces me dije: «¿Quieres invitarla? ¡Pues invítala!». Y eso mismo fue lo que hice: La llamé y “compartí” mi cerveza con ella. Y me sentí increíblemente dichosa… ¿POR QUÉ DEJAR DE CONTAR CON LA GENTE QUE AMAS, AUNQUE ELLOS YA NO USEN UN CUERPO?
Ahora cuando estoy frente a un paisaje bellísimo, cuando me sucede algo especial o voy a tomar una paella o pescadito frito junto al mar, la invito a pasar unos instantes conmigo. Mi corazón la sonríe y luego la deja volar libre, regresar al lugar donde ahora pertenece.
Si os falta alguien a quien echáis de menos, podéis invitarle alguna vez con vosotros. Sin “engancharse” a él/ella, sabiendo que vuestra vida continúa, y que todo es perfecto tal y como es, aunque aún no seamos capaces de entenderlo del todo.
Muchísimas gracias por compartir este pequeño instante conmigo.
Un abrazo muy fuerte, y que paséis muy buen fin de semana.
Myriam